El discurso que comparto es solo una parte de todo el trabajo que hay detrás: elaboración del documento, diseño, maquetación, estructura, puesta en escena… Pero eso no quita que preparar bien esta parte lleva su tiempo y mucha estrategia.

Tenemos 30 minutos para transmitir todo lo que queremos contar, así que es fundamental cronometrar y ensayar cada minuto, ajustar el lenguaje, el ritmo, saber en qué partes necesitamos más tiempo… ¡Y todo sin perder naturalidad al hablar!

Adaptar el contenido a nuestra forma de expresarnos es clave para conectar y destacar.
Espero que este ejemplo te sirva, te inspire o al menos te acompañe si estás en este proceso.